"como van alimentar a un baby en lugar publico . da asco": cuando un pezon solo es aceptable si esta en una pelicula ardiente

Johanna Cortés fue expulsada violentamente y humillada de forma pública al interior del Tribunal de Arica, en Chile, luego de que una funcionaria se percatara de que estaba amamantando a su bebé de dos años.

“Me sentí discriminada, me dieron ganas de llorar. Me estaban negando mi derecho de darle pecho a mi hijo, y en el momento de la audiencia se lo hice saber a la magistrada”, estas fueron las palabras con las que Johanna Cortés se refirió al humillante incidente que vivió al interior del Tribunal de Arica, en Chile, en donde se le prohibió alimentar a su hijo y fue forzada a abandonar el lugar de forma inmediata. Cortés se encontraba junto a sus dos hijos, por lo que al ser expulsada debió dejar a su otro hijo al cuidado de un completo extraño.

Las razones entregadas por la funcionaria aludían a que la jueza del Juzgado de Garantía ha exteriorizado en ocasiones anteriores su repudio por el ejercicio de la lactancia materna en recintos públicos, por lo que se prohibió estrictamente esta práctica al interior del recinto judicial. Un acto tan natural, el cual responde a un instinto humano, como lo es la lactancia materna fue objeto de humillaciones y vejaciones hacia la madre, hecho que fue ampliamente replicado y criticado a nivel nacional.

A raíz del escándalo mediático que dio origen la humillación sufrida por Cortés, el presidente del Comité de Jueces del Tribunal de Arica, Juan Araya, le ofreció las disculpas pertinentes ante un acto que coartó su libertad y sus derechos como ser humano, asegurando que se trataba de un error aislado y asociado exclusivamente a la funcionaria involucrada y no a quienes trabajan en el lugar. ALIYA SHAGIEVAUnicef
Una de las principales razones por las que la lactancia materna sigue siendo objeto de limitaciones y humillaciones, recae en la perversión inherente que rodea al cuerpo femenino, especialmente cuando se trata de los pechos. La exhibición de los senos a la hora de alimentar a un bebé sigue siendo, increíblemente, percibido como un acto erótico, algo que conlleva un significado sexual. Mujeres de todo el mundo y de todas las edades han sido enfermizamente sexualizadas al exteriorizar una fotografía amamantando a sus hijos.

A raíz de las numerosas problemáticas que conlleva amamantar en lugares de libre acceso al público, muchas mujeres han caído rendidas ante los límites interpuestos por la sociedad, la cual asocia de forma inmediata el cuerpo femenino con el sexo, por lo que alimentar a un hijo en la calle podría incluso incitar al mal comportamiento por parte de los transeúntes.

Pese a las multitudinarias e innumerables manifestaciones para instaurar el derecho de amamantar a nivel mundial, la mayoría continúa incomodándose ante la lactancia materna como un hecho que debiese ocurrir en la intimidad y el cual debiese incluso suscitar cierto nivel de pudor en las madres que incurren en éste en lugares públicos.
La incomodidad de ver un pecho en un contexto que no sea porno

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Nos sentimos cómodos al estar rodeados de carteles publicitarios que muestran el exuberante escote de las modelos, sin embargo nos abruma una mujer amamantando. Los pezones sólo pueden ser exhibidos si están siendo grabados a través de una cámara para una película porno, sin embargo si éstos son sacados de aquel contexto se trata de algo vulgar y sin duda alguna, de un esfuerzo por parte de la mujer para llamar la atención. 
Rolling StoneMaxres “Todos aman los senos”
De acuerdo a una investigación realizada por Maternal&Child Nutrition en Inglaterra, los ciudadanos asocian esta práctica con una “actitud hippie” y un “acto grotesco”, calificativos que responden a la forma en que la gente reacciona al ver a una madre alimentando a su hijo. Y es que el problema radica es que son muy pocos quienes perciben en esto un acto inherente al instinto maternal. La mayoría asocia la exposición de los pechos inmediatamente con algo sexual.

El mismo escrito manifiesta que la mayoría de las madres que se ven en la necesidad de amamantar mientras se encuentran en la calle o en algún lugar público, se sienten profundamente avergonzadas a tener que exhibir una de las partes de su cuerpo que se encuentra severamente sexualizada en la sociedad.


“Las madres que amamantan pueden sentirse críticamente avergonzadas, sobre todo en público, por la exposición del cuerpo materno que se encuentra sexualizada”, señala la investigación.
Un acto asociado a la pobreza y a la desvergüenza

En conversación con Clarín, la voluntaria de la Liga de la Leche Argentina, Silvia Sosa, explicó que una de las razones que explica el repudio que sigue coexistiendo junto a la lactancia materna se originó con el surgimiento de la fórmula para bebés cerca de 1951, la cual iba dirigida a las madres trabajadoras, quienes por razones de tiempo se veían imposibilitadas de alimentar a sus hijos de manera natural. Debido a los altos precios con los que ésta comenzó a comercializarse, las madres de menores recursos no podían acceder a aquel producto, hecho que también las inhabilitaba para salir a buscar trabajo.

“Durante años las madres que debían salir a trabajar fueron bombardeadas por la publicidad de leches de fórmula que intentan hacer creer que sus productos son superiores a la leche materna y que no amamantar trae beneficios para la madre. Pero en los niveles socioeconómicos bajos, el precio de las leches de fórmula mantuvo a raya el tabú”.
Pese a que han transcurrido alrededor de 70 años desde que la primera fórmula materna llegó a los estantes de los supermercados, la sociedad sigue asociando la lactancia materna con falta o escasez de recursos. Esto convierte, de forma inherente, a las madres de menores recursos en víctimas, quienes son objeto de vejaciones por parte de quienes no sólo se quedan paralizados ante un acto así, sino que no muestran pudor alguno en exteriorizar su repudio.El PaísEl Mundo
De la misma forma, la presidenta de la Asociación Civil Argentina de Puericultura, entidad que estudia las prácticas que deben llevarse a cabo en los primeros años de vida de un niño, aseguró que el estigma asociado a la lactancia materna en público alude a la imagen que la sociedad ha creado de la mujer. La idea de belleza y perfección que recae en la población femenina se contrapone con una mujer que decide bajar su blusa y amamantar a su hijo en plena calle.


“Nos invaden con cuestiones visuales que tienen que ver con tener el cuerpo perfecto, estar espléndidas, ser exitosas y profesionales… Nada más lejos de una madre dando la teta que esa imagen de ‘cómo deberíamos ser las mujeres’. El amamantar en público tiene que ver con mostrarle a la sociedad nuestro rol maternal, pero está absolutamente devaluado y desprestigiado. Por eso es que no queremos dar la teta en público, por el juicio de valor que hay detrás de eso”.